miércoles, 22 de octubre de 2014

Historia de un ayer

   -Antonio Gallardo Mejía: Un joven objetor
En agosto de 1937, Antonio Gallardo Mejía, con 19 años fue llamado a filas para incorporarse al ejército franquista, cuando la guerra ya llevaba un año en curso.
Sin embargo este joven panadero, testigo de jehová, decidió negarse a tomar las armas, prefiriendo morir antes que matar a alguien.
En la siguiente imagen podemos ver la carta que Antonio mandó a su familia anunciándoles su posterior fusilamiento.
Antonio Gargallo Mejía es uno de los primero objetores de conciencia declarados en España.






-Vicenta González: Una vida en lucha
Vicenta González nacida en La Carolina, hija de un obrero de la metalurgia y una limpiadora de los cuarteles republicanos cuenta al recordar la guerra civil como «En Madrid escaseaba todo y propusieron a mis padres que nos enviasen a Rusia a mí y a mis hermanos para estar más protegidos, pero no quisieron separarse de nosotros», al terminar la guerra la represión afectó a toda su familia.
Vicenta recuerda como los falangistas le paraban y la obligaban a saludar con el brazo en alto,o como la detuvieron junto a su madre y les raparon la cabeza por rojas .
Pero jamás olvidará el momento en el que conoció a su marido, Sebastián Castillejo , un hombre de izquierdas que tuvo que huir junto a sus hermanos de Fuenteovejuna por hacerles la vida imposible por sus creencias.
Sin embargo, Sebastián no abandonaría en ningún momento su ideología, aun cuando el 3 de mayo de 1961 fue detenido por un chivatazo de un infiltrado en la célula del partido. Tras varios días en Gobernación fue enviado a la cárcel de Carabanchel, y posteriormente fue condenado a 7 años de cárcel en Burgos.
Mientras su marido seguía en la cárcel Vicenta decidió luchar, participó en manifestaciones por la libertad de los presos, fue detenida, multada, intimidada... y como ella mismo dice «¡A las mujeres nos temían más que a los presos!»
      En 1964 Sebastián recuperó su libertad y siguió militando, y a su vez la policía seguía tras sus pasos «Entraban en casa de madrugada y se le llevaban a Gobernación, donde le tenían las 72 horas de rigor. Lo hacían mucho, sobre todo los primeros de mayo o cuando venía algún dirigente extranjero»

-Teniente general Salazar: un hombre de ejército
Federico Gómez de Salazar Girón el hijo del último gobernador español en el Sáhara, la cabeza del Consejo de guerra a los golpistas del 23-F, habla sobre su padre, «Las ideas de mi padre estaban muy claras: Nunca se metió en política, lo suyo era el Ejército. Al morir Franco se enfundó el brazalete negro y cuando llegó Juan Carlos se puso a trabajar con toda normalidad. Mi padre era un militar, aceptó su mundo y sus normas. Intentó cumplir la ley en cada una de las épocas que le tocó vivir».
También recuerda como su padre «Estuvo en tres frentes pero nunca fue un hombre que impusiera ideas, dejaba libertad de opinión. Y si algo me produce emoción es saber que mi padre nunca dijo: 'Fuego'. Nunca ordenó una ejecución».
Federico habla sobre la guerra y añade «Yo creo que había un descontento en la población, pero Franco pudo haber buscado otra solución, haber acordado algo con Negrín y así no habríamos enterrado a tanta gente».
El hijo del general tambien hace referencia a la Memoria Histórica de Zapatero, «El rojo y el azul ya sólo eran colores, ahora los han vuelto a poner de moda. Me pone de los nervios el tema de la Memoria Histórica. Hay que recordar que en esa memoria también entra el otro bando. Hay un sitio en Toledo, la Puerta del Cambrón, que yo la llamo 'la puerta del cabrón' porque gran parte de mi familia está ahí abajo muerta. ¿Qué pasa¿ ¿Van a coger y levantar el barrio? ¿Lo van a levantar en busca de cadáveres para identificarlos y darles sepultura? Devuélveles la dignidad y punto».
Tras finalizar la guerra, viajaron hasta Rusia. Mientras la posguerra vivieron en Madrid, posteriormente se convirtió en agregado militar en Turquía, Siria, Grecia, Egipto, y «nos fuimos de la capital. Tuve la suerte de conocer un mundo exterior muy divertido. Hice mi primera comunión en el Monte de los Olivos». Tambien cuenta como a veces visitaban las embajadas comunistas, y «allí estábamos, tan tranquilos».
«Yo he sido hijo de un teniente general, todas mis relaciones eran como 'hijo de', pero mi vida era exactamente igual que la de mis compañeros. Yo estoy feliz de ser hijo de Federico Gómez de Salazarde mi padre hablará la Historia».
Estas son algunas de las historias que quedaran siempre ancladas junto a la Guerra Civil española
      




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