martes, 2 de diciembre de 2014

El levantamiento del 2 de Mayo






Antecedentes

Todo comenzó un 27 de Octubre de 1807 con la firma del Tratado de Fontainebleau por el cual España permitía el paso por tierra a las tropas napoleónicas con el propósito de conquistar Portugal, fiel aliado de Inglaterra. No obstante finalmente las intenciones francesas fueron bien distintas y consistían en la anexión de la corona española al Imperio Napoleónico. Tras el motín de Aranjuez provocado por la huida de la corte española hacia el sur, la presencia francesa se hizo aún más fuerte en el territorio español, además Carlos IV fue obligado a abdicar en favor de su hijo Fernando VII. El pueblo no estaba de acuerdo con la presencia francesa y la tensión, fundamentalmente en Madrid, iba en aumento. Napoleón obligó tanto a Carlos IV como a Fernando VII firmar las Abdicaciones de Bayona en las que ambos renunciaban a su poder real en favor de Jose Bonaparte (Jose I de España), hermano de Napoleón. Con Carlos IV y Fernando VII retenidos en Bayona, tan solo unos pocos miembros de la corte quedaban ya en Madrid.

Desarrollo:
El 2 de mayo de 1808, a primera hora de la mañana, una multitud de madrileños comenzó a concentrarse ante el Palacio Real. La muchedumbre conocía la intención de los soldados franceses de sacar de palacio al infante Francisco de Paula  para llevarlo a Francia con el resto de la Familia Real, por lo que, al grito de José Blas Molina «¡Que nos lo llevan!», parte del gentío asaltó el palacio. El infante se asomó a un balcón provocando que aumentara el bullicio en la plaza. Este tumulto fue aprovechado por Murat, que mandó un destacamento de la Guardia Imperial al palacio, acompañado de artillería, la cual hizo fuego contra la multitud. Al deseo del pueblo de impedir la salida del infante, se unió el de vengar a los muertos y el de deshacerse de los franceses. Con estos sentimientos, la lucha se extendió por todo Madrid. Los madrileños comenzaron así un levantamiento popular espontáneo pero largamente larvado desde la entrada en el país de las tropas francesas, improvisando soluciones a las necesidades de la lucha callejera. Se constituyeron partidas de barrio comandadas por caudillos espontáneos; se buscó el aprovisionamiento de armas, ya que en un principio las únicas de que dispusieron fueron navajas; se comprendió la necesidad de impedir la entrada en la ciudad de nuevas tropas francesas. Todo esto no fue suficiente y Murat pudo poner en práctica una táctica tan sencilla como eficaz. Cuando los madrileños quisieron hacerse con las puertas de la cerca de la ciudad para impedir la llegada de las fuerzas francesas acantonadas en sus afueras, el grueso de las tropas de Murat (unos 30.000 hombres) ya había penetrado, haciendo un movimiento concéntrico para dirigirse hacia el centro. No obstante, la gente siguió luchando durante toda la jornada utilizando cualquier objeto que fuera susceptible de servir de arma, como piedras, agujas de coser, macetas arrojadas desde los balcones... Así, los acuchillamientos, degollamientos y detenciones se sucedieron en una jornada sangrienta. 

Consecuencias:
El levantamiento del 2 de mayo fue un fracaso ya que Madrid no consiguió expulsar al invasor francés y la revuelta fue sofocada, pero si triunfó plantando la semilla y sembrando la combatividad de todo España, comenzando de esta forma la Guerra de la independencia 

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