miércoles, 26 de noviembre de 2014

Infierno radiactivo

En plena guerra fría el gobierno de Nikita Kruschev construyó un submarino cuyo nombre sería K-19, provocado por la fabricación por parte de los norteamericanos de un sofisticado submarino dotado con 16 misiles nucleares.

Antes de la salida al mar del K-19 John F. Kennedy ordena la salida del submarino norteamericano rumbo a las costas soviéticas encargado de una misión de patrullaje.
La respuesta soviética fue mandar su submarino el cual portaba tres misiles nucleares compuestos de un fuel líquido ( tóxico, corrosivo y con potencial de explosión) y excesivamente difícil de manipular. 
El 4 de julio recibieron la orden de dirigirse al Mar del Norte, justo en ese momento saltó la alarma: fallaba el sistema de refrigeración del reactor nuclear. Una tubería rota hizo que la temperatura y la radioactividad se dispararan peligrosamente, el calentamiento del reactor podía provocar una explosión radioactiva, similar al alcance de la explosión nuclear de Chernobyl bajo el mar, un accidente así podría dar lugar a una guerra atómica entra las dos superpotencias.
Ante el problema evidente, el capitán del K-19, Zateyev, organiza tres brigadas de voluntarios que, en turnos de 10 minutos intentaban reparar la avería. Los mandos vieron que la protección de la que disponían para luchar contra la radiactividad eran unos simples chubasqueros y unas mascarillas antigás.
Los marineros rebautizaron al submarino con el nombre de "Hiroshima", mientras el gobierno de la URSS no atendía las necesidades del capitán y ordenó navegar hacia EEUU ante las costas ubicadas entre Nueva York y Washington, Moscú rechazo la petición de aceptar la ayuda ofrecida por un destructor norteamericano, finalmente la avería fue reparada, sin embargo la radioactividad se había extendido por toda la nave. Para intentar hacerle frente, el capitán distribuyó 100 gramos de alcohol a cada hombre, esta fue la situación hasta la llegada del primer submarino soviético S-270 que evacuó a 79 hombre y posteriormente llegó el S-159 que rescató al resto de la población, Zatayev fue el último en abandonar la nave.
Sin embargo para muchos era tarde, y se encontraban ante una lenta y dolorosa muerte. Ocho marineros incluido el medico que los atendió perecieron abrasados por dentro debido a la radiactividad. En los dos años posteriores la lista de bajas ascendió hasta 22, el resto de la tripulación sufrió secuelas durante el resto de su vida.

Este accidente jamás fue reconocido oficialmente hasta la caída del Muro de Berlín, las autoridades simplemente lo calificaron de accidente donde los hombres ,que sacrificaron sus vidas por sus compañeros y para evitar una guerra nuclear, nunca fueron honrados como lo que fueron, héroes.



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